Fragmentarios

Fragmentario es una  propuesta poética que reune a diez poemas, nacidos del speech casual y cotidiano que indica el estado mental o emocional en los espacios virtuales de esta nueva forma de comunicación que son hoy en día, las redes sociales o comunidades del conocimiento.

La trascendencia es, tal vez, el cambio de contexto, la transformación que adquieren los textos al re-ubicarlo, desde el espacio poético o viceversa: un juego de significantes y significados que  se vale de  la memoria,  o -simplemente-  la alusión modesta para evocar imágenes que no alcanzan a pisar el terreno de lo erótico.

Un efecto predominante es la despersonalización lingüística y la revitalización de la neutralidad del género que busca la sugestión y la universalidad de las experiencias...

Juzquen ustedes mismos...



Uno
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Cosas de una semiosis
chisporroteante

Un Alef de imágenes caprichosa
"un no sé qué, qué se yo"
de un instante
pueden


-definitivamente-


hacer que esta pluma
se deslice en su promiscuidad santa
para escribir,
desde sus entrañas,
cada pliegue del abismo que brota
desde tu boca
como único registro
de tu paso
por mi piel.





Dos
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He aquí el testamento
de un invierno de recuerdos finales
una copa inacabada
bajo la cobija de tus manos
un punto sin retorno
sin voz
sin tiempo.


He aquí un beso que se despobló
de tu rúbrica
desde ese día y para siempre,
pese a que aún
sigo amando
las mariposas
que se desprenden de tu boca.




Tres
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No dejé nota al margen,
ni exégesis alguna
en esta bitácora.

Todo lo tiré a estribor sin siquiera sostenerme
en la balaustrada de tus ojos,
infinitamente verdes...

Y, Así, zarpé al hundimiento de la noche
entre caricias desbordadas
bajo nuestros vientres que encallaron
–finalmente-
en el amanecer
tranquilo de tus abrazos.




Cuatro
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Cómo olvidar la fascinación mutua
por la orfebrería prehispánica.

Las interrogaciones que brotaban
a borbollones despojándonos del pudor.

Los tianguis en aquella tarde cuando recorrimos
  la ciudad blanca de Taxco.

El eco de tu voz que retumbaba como gotas
de lluvia en las paredes del palacio Quetzal Mariposa.

Los versos del gran Nezahualcoyotl
de aquel libro azul que olvidamos
en uno de los escalones de la pirámide de Sol.

Aquel cuarto de hotel, allá en Cuernavaca.
El color terracota de sus paredes que escondió en su complicidad,
las miradas furtivas que proferíamos a nuestros cuerpos.

La embriaguez Bordeaux en el vaivén mariachi de Xochimilco.
Los días color tequila de la bahía de Acapulco.


La rúbrica que imprimimos en la clandestinidad de nuestros labios
en aquel balcón del palacio de Hernán Cortés.

Cómo olvidar
un día cualquiera
sin saber
cómo ni cuando,
por fin me olvidaste.
 


Cinco
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Me invade la imagen de tus pasos
presurosos por las calles de Frankfurt

Tu rostro ingrávido bajo los primeros atisbos
de un invierno que comienzas a sentir
como el registro necesario para tu  mapa del tiempo.

Mientras tanto aquí,
despojo  mis ropajes de hibernación
e inicio el vaticinio obligado
que provoca la irrupción cíclica de la vida.

Conté menos palomas rígidas por las calles,
las hormigas salieron más tarde en esta primavera
y las gramíneas de mi patio brotaron sin si quiera intervenir.

Por cierto, el amarillo del chacay
que tanto te gustaba,
ha poblado  la isla Tenglo una vez más,
con un desborde incomparable.




Seis
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Completamente maravilloso,
 sensual y todo tuyo.

 Soy para ti.
 Cada centímetro está hecho para ti y por ti.
 Mis manos son otras manos y mías y tuyas.

 Mi boca es otra boca y es tuya y ¿es mía?
 Sí, mía y es una nueva boca mía
que te besa y me besas
 y tus besos me llegan al alma,
a la vida, a la ausencia, a la pérdida.

 Lo llenas todo,
 completándome en una vana ilusión
 de multiplicación de espejos…





Siete
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Tú siempre
–A veces-
tan dudosamente seguro,
con esos trazos de sueños.

De aseveraciones inconcretas.

De tu sonrisa de mariposas
sospechosa
ante un Aleph extinto
pero real en tus ficciones.

De ese abrazo que te profieres
como un resguardo
ante tu seguridad tan insegura.

Esa realidad imaginaria
 que tiende mezclarse con la pena,
 el recuerdo,
 la nostalgia…

La certeza de un mágico instante
Un presente salvador que te arrincona,
en
 finalmente lágrimas.

Esas lágrimas…

Cada vez que eso ocurra
ahí quiero estar
para abrazarte.

Mi fundamento
es
mortiguar ese duro tránsito que va
desde el constructo fiero
hasta el piso llano y frío
de los días que
a ratos
sientes que no te sostienen
aún cuando tu protesta
se hace más intensa

 y

Cada vez más ineficaz…



Ocho
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Aquí vienen a protegerte
desde la distancia más cercana
 todos mis conjuros,
 mis libaciones,
cada uno de mis sortilegios que,
 de un modo u otro,
 te envuelven y te traen al calor de estos brazos.

 Todo eso tuyo que desde siempre
has hecho tuyo como tuyo
es todo aquello que renuncias
 obsesivamente en renunciar…

Este tiempo es tu tiempo necesario,
obligado para mí,
pero absolutamente imprescindible para ti,
 como imprescindible es cada movimiento
 mental que pisa
 tu historia final.

Nueve
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1.

Esta imagen:
calles de un lugar antiguo
que através de un lente
capaturé para ti

-al otro lado del mundo-

meses antes
sin siquiera
sospecharte...



2.

Un abrazo inmenso.
Tan inmenso que cuando pienso dártelo
no me queda más que fragmentarlo en pequeñas porciones.

Hoy te daré una de ellas...
y las demás,
cuando de verdad
las necesites...



Diez
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Desde hoy me declaro adicto al olor de tu cama.
Al chocolate en barra, en tu almohada...

Las cremas Vichi esparcidas en mi cara por tus manos,
tus ojos atentos en las durezas de mis pies,
tus perfumes en mi cuello, puestos ahí por tu respiración...

Tu pijama que -tuyo o no tuyo- no pudo ocultar de mi cuerpo la ansiedad de tu piel...

Y, finalmente,
tu resistencia a ese beso imaginario
que tarda en llegar...







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